Desde hace un tiempo a esta parte no paramos de escuchar el término anglosajón “Fake news”. Pero, ¿qué son exactamente las Fake news o las noticias falsas y cómo distinguirlas en el inmenso océano de internet? En este artículo del blog TIC de Bilib te ofrecemos amplia información sobre este tema de plena actualidad; una serie de pautas a seguir para evitar las noticias falsas y hablamos de otros conceptos relacionados para poder entender este fenómeno en su complejidad.
El término “Fake news” comenzó a utilizarse y a tomar protagonismo durante las elecciones a la presidencia de Estados Unidos de 2016, comicios en los que el polémico Donald Trump se alzó con el poder. Durante la campaña, tal y como publica la BBC, muchos periodistas estadounidenses comenzaron a percibir que una diversidad de noticias falsas se filtraban a través de Facebook. Pero la cosa no terminó ahí, ya que, tal y como se ha hecho público, supuestamente, en la campaña pro-Brexit en el Reino Unido, los contenidos falseados también estuvieron presentes con el fin de decantar la opinión pública.
Detrás de las noticias falsas existe un negocio muy lucrativo para unos pocos. Cuantas más veces entramos a una noticia falsa y la compartimos, más dinero se genera debido a la atracción de anunciantes que provoca. Aunque el problema no es sólo cuestión de dinero, va mucho más allá, ya que las noticias falsas pueden provocar consecuencias más graves como la modificación de la intención de voto o incluso alentar a la ciudadanía a realizar actos delictivos como ocurrió en el caso del linchamiento en Bogotá o el asesinato de dos hombres en México, en cuyos orígenes estaban las noticias falsas.
Aunque no se trata de un fenómeno tan nuevo como podríamos pensar. Según Sam Wineburg, profesor de Historia en la Universidad de Stanford, las noticias falsas ya se difundían en papel a través de los periódicos. El cambio sustancial que vivimos ahora es que con internet el alcance de la noticia es mucho mayor, ya que puede viralizarse en apenas unos segundos y extender su telaraña de influencia a nivel global. De hecho, un reciente estudio del Massachusetts Institute of Technology (MIT) concluía que las noticias falsas corrían un 70% más rápido a través de Twitter (el estudio se centra en esta red social) respecto a las noticias veraces.
Si a la “viralización” de los contenidos, tan propia del mundo digital, le sumamos que en la actualidad existen muchos más “productores” de noticias (no sólo profesionales, sino también ciudadanos y ciudadanas de a pie), tenemos el caldo de cultivo perfecto para que estos contenidos falsos sean más dañinos que nunca.
15 pautas para reconocer una noticia falsa
- Desconfía si ves que una noticia es demasiado buena o sorprendente.
- Los titulares suelen ser sensacionalistas, e incluso, ofensivos. Tratan de exaltar los estados de ánimo.
- Su objetivo es generar una respuesta emocional rápida que nos empuje a compartir la noticia sin confirmar su veracidad.
- El contenido falso suele provocar gran sorpresa o rechazo.
- La noticia no suele citar fuentes, incluir enlaces ni hacer referencia a documentos oficiales.
- Desconfía de las noticias que se producen y difunden de forma rápida aprovechando “momentos calientes” en la opinión pública.
- No te quedes solo con el titular (en ocasiones, pueden ser engañosos) y trata de leer la información completa antes de decidir si compartirla o no.
- Intenta averiguar la fuente o fuentes de las que procede la noticia.
- Desconfía de las cadenas de WhatsApp que no incluyen enlace o se desconoce la autoría de quien difunde el contenido en su origen.
- Verifica si otros medios de tu confianza se han hecho eco de la noticia buscando el titular en los principales buscadores como Google Search.
- Si se trata de una imagen, realiza una búsqueda inversa a través de este enlace para comprobar su procedencia y veracidad.
- Desconfía de los audios. Intenta resumirlos en conceptos básicos y realiza una búsqueda en internet para comprobar si son ciertos.
- Comprueba la fecha de publicación de la noticia. En ocasiones se publican como nuevas, noticias antiguas con una intencionalidad concreta.
- Mantén una actitud crítica ante las noticias que te lleguen a través de cadenas de mensajería instantánea.
- Ten en cuenta que algunas imágenes o vídeos son verdaderos pero contribuyen a desinformar si se sacan premeditadamente de su contexto.
El término “Fake news” en entredicho
Los expertos y expertas en verificación de noticias recomiendan en el Informe del grupo de expertos de la Comisión Europea desterrar el término “Fake news”. Una de las principales razones es que este término se ha convertido en un arma arrojadiza muy utilizada en el ámbito de la política. Otra razón clave es que cuando se habla de “Fake news” no solemos pensar en la dimensión total de la desinformación. Tendemos a pensar en formatos de noticia al uso (titular, entradilla, ladillos, cuerpo de texto), aunque los contenidos falseados pueden tomar muy diversas formas como audios, memes, imágenes, vídeos, etc.
Por tanto, la desinformación es un término más global y adecuado. Tal y como apuntan desde First Draft, proyecto nacido en 2015 para combatir la falta de información y la desinformación en línea, este concepto no nos limita a unos formatos concretos y amplía la definición a aquellos contenidos que, aunque no sean puramente falsos, inducen a la confusión y tratan de desinformar premeditadamente modificando el contexto o añadiendo sátira, lo que puede inducir al error en quien recibe o consulta la información.
¿Cómo afecta la desinformación en España? ¿Nos creemos las noticias falsas?
El I Estudio sobre el Impacto de las Fake News en España, elaborado por el Grupo de Investigación en Psicología del Testimonio de la Universidad Complutense de Madrid, pone de relieve que el 86% de la población española se cree las noticias falsas. Aunque el 60% de ellos considera que sabe reconocer las noticias falsas, la realidad es que únicamente el 14% es capaz de diferenciarlas si las compara con noticias verificadas.
En cuanto a la edad, según el informe comentado, los jóvenes son capaces de identificar mejor las noticias falsas. El 78% de los encuestados y encuestadas de edades comprendidas entre los 16 y los 24 años no fueron capaces de diferenciar una noticia falsa de una verdadera. Aunque el porcentaje es elevado, lo es más en los mayores de 55 años, franja de edad en la que el porcentaje se dispara hasta el 92%.
En cuanto a la creación y distribución de bulos y noticias falsas, tan sólo el 4% de la población española afirma haber creado una noticia falsa, y únicamente el 2% asegura haberlas difundido. Las principales razones que les llevaron a difundirlas fueron: la diversión o pensar que no hacían ningún daño. Tal y como vemos en este estudio, el nivel de estudios no es muy determinante para caer en el trampa de la desinformación, aunque los ciudadanos con mayor nivel de formación, tal y como asegura el estudio, suelen ser más críticos y menos manipulables.
Otro estudio, el Digital News Report España 2019,elaborado por el Center of Internet Studies and Digital Life School of Communications de la Universidad de Navarra, complementa con una muestra diferente los datos anteriores y arroja cifras interesantes sobre el fenómeno de la desinformación. El 43% de los y las internautas españoles confía normalmente en este tipo de contenidos falsos, frente al 31% que desconfía; España es uno de los países en los que más preocupación existe entre la ciudadanía sobre la difusión de noticias falsas; y por último, una cifra esperanzadora: el 85% de los españoles y españolas encuestados por el Center of Internet Studies de la Universidad de Navarra, durante 2018, tomó alguna medida de prevención ante la desinformación y la manipulación informativa.
Por su parte, el Centro Criptológico Nacional, adscrito al Centro Nacional de Inteligencia (CNI), ha publicado recientemente el informe Desinformación en el ciberespacio para alentar a las instituciones a trabajar unidas frente a la desinformación, identificando estos contenidos y neutralizando o minimizando sus posibles consecuencias. Asimismo, redactan un decálogo de recomendaciones para que los ciudadanos y ciudadanas tengan sus propias herramientas de defensa. Puedes consultar el decálogo a través de este enlace.
Uno de los conceptos más relevantes asociados a la desinformación es la llamada posverdad de la que hablamos a continuación.
¿Qué es la llamada posverdad?
Tal es la importancia que está cobrando el fenómeno de la posverdad que este concepto fue elegido como palabra del año en 2016 por el prestigioso diccionario Oxford. El concepto posverdad está muy ligado a los contenidos falsos. ¿Por qué? Muy sencillo. Los contenidos falseados pueden producir un efecto de “re-escritura de la historia” en las memorias individuales a largo plazo, lo que puede traducirse en una modificación premeditada de la memoria colectiva.
La posverdad consigue que los hechos objetivos y verificados influyan menos en la opinión pública que las propias emociones provocadas por las noticias falsas que, como decíamos, atacan directamente a las emociones de los lectores para conseguir una rápida reacción en cadena exaltando los estados de ánimo y, en demasiadas ocasiones, enfrentando posturas.
Tal y como apuntaba el periodista Iñaki Gabilondo en “La Voz de Iñaki” de El País, “la llamada posverdad no es otra cosa que la mentira de siempre agigantada por las armas de comunicación actuales”. En una sociedad híper-informada como la actual, puede resultar paradójico que en ocasiones cueste encontrar información y datos confiables en medio del ruido informativo.
Las redes sociales, tal y como asegura Gabilondo, han jugado un papel clave en esto de la posverdad, difundiendo informaciones que en muchas ocasiones han saltado a algunos medios de comunicación que cuentan a priori con el beneplácito de la mayoría de la ciudadanía. Esta “contaminación” de la información puede provocar que, en muchas ocasiones, lo cierto y lo incierto resulten peligrosamente indistinguibles.
Por otro lado, otra de las voces autorizadas dentro del estudio de la posverdad y sus consecuencias es la del ensayista y filósofo contemporáneo argentino Darío Sztajnszrajber que afirma: “la posverdad genera consensos para establecer determinadas ideas como verdaderas. Se establecen así, diferentes formatos de pensamiento al servicio de diferentes intereses”.
Desde el Centro de Apoyo Tecnológico de Castilla-La Mancha, “Bilib”, te recomendamos seguir las 15 pautas listadas anteriormente para evitar al máximo los contenidos falsos. Si quieres leer más contenidos como este, relacionados con las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), visita nuestro blog y no te pierdas nada. También puedes formarte a través de la plataforma de formación online Formados en el siguiente enlace. Como recursos formativos relacionados con esta información, disponibles en la plataforma e-learning, te recomendamos los cursos Generador de contenidos digitales y Community Management para empresas.