Licencia del artículo Creative Commons By – Sa Hoy en día podemos comprar y vender cualquier cosa a través de Internet: ordenadores, libros, comida, piscinas, coches, viajes... Por ello, cualquier empresario, comercio o negocio, podría tener una tienda virtual, independientemente de su tamaño o de los productos que comercialice: desde un vendedor de seguros a un artesano. Además, es el medio perfecto para poner a la venta artículos diferentes y singulares que sean difíciles de conseguir. Los datos del último estudio B2C1 publicado por el Observatorio Nacional de las Telecomuniaciones y la Sociedad de la Información (ONTSI) revelan que más de 9 millones de españoles compran habitualmente a través de Internet (una cifra que crece entre un 1-2% cada año) y que, por primera vez, las compras directas en la web del fabricante y en tiendas exclusivamente online adelantan a las realizadas en webs de tiendas con establecimiento físico. Múltiples son los beneficios que se pueden obtener, tanto para el vendedor como para el comprador. Para éste supone una mayor comodidad y rapidez en las transacciones, pues evita desplazamientos y colas, puede eligir la forma de pago y envío o consultar el estado del pedido; y una mejor y mayor información sobre los productos, pues puede conocer todas sus características y compararlos, obtener mejores precios e, incluso, descubrir artículos que cubran sus necesidades aunque no sepa siquiera que existen. Para el empresario no son menos las ventajas. Una tienda online:
Aumenta la cuota de mercado, ya que permite llegar a un mayor número de clientes y proyecta nuestro negocio internacionalmente. Cualquier persona con conexión a internet es un cliente potencial.
Es un escaparate en el que mostrar todos nuestros productos sin limitaciones, ni de espacio, ni de cantidad, ni de tiempo: estará abierto las 24 horas del día, los 365 días del año. De hecho podría trabajar bajo pedido, de modo que no necesitaría adquirir o producir productos sin saber si van a funcionar en el mercado, ni un espacio físico para almacenarlos.
Elimina intermediarios, aumentando los beneficios y permitiendo ofrecer precios más competitivos.
Podría ser un canal de venta complementario de su tienda actual, sustituirla o ser su único punto de venta. No tendría que alquilar o comprar un local o almacén, ni contratar empleados para gestionarla..., lo que supondría una inversión menor. De hecho, si no tiene tiempo para atender al público (porque deba viajar mucho o por estar inmerso en el proceso productivo) la tienda virtual es la solución a sus problemas.
Gestión automatizada: no necesita nuestra aprobación o supervisión para realizar el proceso de compra completo, y posibilita el control de los pedidos desde cualquier punto con conexión a Internet.
Mejora el servicio y soporte al cliente, con una atención rápida, ágil y sencilla a sus dudas, consultas, pedidos...
Almacena todos los datos y registros, y elabora informes comparativos de ventas por artículos, precios, clientes, periodos, etc., que le servirán para mejorar su estrategia comercial.
La inversión necesaria para su puesta en marcha es significativamente menor que la de una tienda física y perfectamente asumible por pymes y micropymes, lo que asegura un rápido retorno de la inversión (ROI).