- El uso que hacemos de Internet en nuestra vida diaria va dejado un rastro de nosotros que se conoce como identidad digital.
- Proteger lo que la web sabe de nosotros es posible con una serie de recomendaciones o trucos que te contamos en este artículo.
Los mentideros son, según la definición de la RAE, lugares donde se reúne la gente para conversar. Tomándonos ciertas licencias podríamos hablar de Internet como el gran mentidero del siglo XXI, su versión digital, ampliada, mejorada y que llega a todos los rincones del mundo. En Internet se busca información, sí, pero también se habla y se generan conversaciones y debates que pueden directa o indirectamente afectar a nuestra imagen. El universo web habla de nosotros, sabe mucho más de nosotros de lo que podemos controlar y ante esta situación se abre el interrogante de cómo proteger el conocimiento que tiene Internet de nuestro perfil.
Por poco que hayas navegado por Internet y por muy básico que sea el uso que haces de esta herramienta, tendrás una identidad digital. Se trata de la estela que dejamos cuando navegamos, cuando nos relacionamos con otros usuarios o cuando generamos contenidos.
Seguro que tú también has buscado tu nombre y apellidos en tu buscador de referencia y has husmeado por los resultados de búsqueda. Nos vemos sorprendido al ver que pueden aparecer datos de nuestra trayectoria profesional, de nuestros estudios, fotos de perfil que subimos a alguna red social y un sinfín de contenidos que creemos confidenciales, pero no están tan cerrados a los ojos de otros usuarios. Y no solo contamos con esta información, accesible y sencilla de encontrar en cualquier buscador. Hay que tener en cuenta que el despegue de las redes sociales y la hiperproducción de contenidos que genera hace que seamos incapaces de controlar lo que se dice de nosotros o lo que se permanece en Internet: ese video de un vecino donde aparecemos de fondo. Evitarlo es una tarea realmente complicada si no imposible; controlarlo es una empresa igualmente inalcanzable. Todo ese rastro que dejamos cuando nosotros mismos u otros usuarios navegan, comparten y generan contenido en Internet es lo que se denomina identidad digital.
Determinar las fuentes que conforman la identidad digital no es sencillo. Sin embargo, sí se pueden establecer una serie de elementos que tienden a generar dicha identidad:
Redes sociales: son el gran espacio de Internet donde vertimos una enorme cantidad de datos sobre nuestros gustos, nuestra personalidad, nuestro trabajo, nuestro comportamiento como consumidores... Para evitar que los contenidos de nuestros perfiles personales deambulen por Internet e incluso puedan ser usados con fines poco lícitos, debemos saber que existe una configuración de privacidad para evitar que cualquier desconocido pueda acceder a nuestra información más personal. Otro truco consiste en gestionar con cautela cómo los contactos nos etiquetan en contenidos que suben, pues de esta manera somos nosotros los que permitimos aparecer o no en esas fotos o videos. Además, puede darse el caso de que nos encontremos con un perfil falso con nuestro nombre y foto. Debemos denunciarlo en la red social en cuestión, que cuenta con aparatados para ello: Facebook, Instagram, Twitter…
Búsqueda de empleo. Internet es el gran escaparate para los recursos humanos, un espacio donde unir demandantes de empleo con ofertas. Si alguna vez has buscado empleo, seguro que has recurrido a Internet para crear perfiles en portales donde podemos encontrar empleo, conectar con empresas, líderes del sector o responsables de recursos humanos. En estos perfiles solemos volcar nuestro currículo aportando datos de contacto, que son más personales como el teléfono, la dirección o el correo electrónico.
Cuando de forma pública e identificada comentamos en foros, en webs, portales, redes sociales... estamos generando también.
El contenido que, en general, publicamos no solo en redes sociales, también en blogs, en noticias que vemos en webs de medios de comunicación o en las webs de comercio electrónico, por ejemplo.
Pero ante esta situación, la solución no pasa por dejar de usar Internet o restringir su uso sino en aprender a hacer un correcto uso de esta herramienta que nos brinda el mundo digital. Debemos gestionar de una manera correcta y eficiente nuestra marca personal.
La huella digital viene a veces de la mano de la reputación online. Es la opinión que otros tienen de nosotros y que puede ser positiva o negativa. Afecta no solo a personas, también a empresas u organismos y en la era digital es tan determinante que tiende a cuidarse y vigilarse sobre todo en empresas. Cuando hacemos referencia a la reputación de empresas, hay que tener en cuenta que no podemos controlar todo lo que se dice de nosotros en Internet pues el resto de usuarios, empleados, exempleados o clientes también generan contenidos sobre nuestra marca.
Buscarnos a nosotros mismos.
El primer paso para saber qué dice Internet de nosotros es buscarnos a nosotros mismos. Es el egosurfing, entendida como la búsqueda de información sobre uno mismo en Internet, publicada por decisión propia o de terceros, de forma legítima o ilegítima. Para ello, tiramos de redes sociales y de buscadores en Internet empleando aquellos términos de búsqueda que nos identifiquen como es el caso de nuestro nombre completo y apellidos, nuestro DNI o nuestro domicilio. Puedes hacerlo ahora mismo y te sorprenderá los resultados que puedes encontrar.
Esta práctica debe realizarse periódicamente, para mantener 'limpia' tu identidad digital y actuar antes un uso fraudulento de nuestra identidad. Es un modo de saber qué se dice de nosotros, cómo se dice, quién lo dice y con qué fin.
Cómo actuar ante lo que Internet sabe de nosotros.
Se puede gestionar lo que se dice en Internet de nosotros, aunque siempre va a depender del tipo de contenido que publiquemos (o que publiquen otros). El objetivo es, principalmente, que los distintos motores de búsquedas no arrojen estos contenidos como resultados. Para ello, debemos hablar del derecho al olvido y cómo ejercerlo.
En 2014 se publicó una sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea que dictaba la obligatoriedad a los buscadores de borrar aquellos resultados que contengan datos personales de un usuario. Esta obligación afecta al buscador, no al sitio web en el que esté publicado, por lo que si lo queremos es borrar el contenido una web en concreto debemos acudir al dueño o desarrollador de la misma, cosa que no siempre es sencilla. Este derecho al olvido permite que el titular de un dato pueda solicitar que el buscador borre, bloquee o suprima información que pueda ser considerada obsoleta o que pueda al libre ejercicio de alguno de sus derechos fundamentales, como el honor, la intimidad o la propia imagen.
Para hacer uso de este derecho legítimo, los buscadores cuentan con un formulario a través del cual podemos solicitar que el contenido que nos afecta sea eliminado de los resultados de búsqueda. Es el caso de Google, Bing o Yahoo. Dicha solicitud no siempre se responde de manera favorable a nosotros. El buscador en cuestión examinará la solicitud de manera individual y determinará si la eliminación o no de lo que solicitamos como usuarios es de interés. En el caso de Google, uno de los buscadores más extendidos del mercado, ha nombrado un comité de expertos encargado de asesorar en todo lo relativo a este derecho. Una vez que recibamos respuesta del buscador ante nuestra demanda, si no nos convence siempre existe la posibilidad de acudir a la Agencia de Protección de Datos. Si tampoco nos convence la respuesta, en última instancia podemos recurrir a los tribunales de justicia.
Mantener a raya la identidad digital y controlar en todo momento lo que creamos en Internet requiere dotarnos de las herramientas, las habilidades las competencias y el conocimiento necesario para saber cómo compartir contenido y cómo comportarnos en el mundo digital e Internet. En el Centro de Desarrollo de Competencias Digitales, Bilib, queremos aportar y fomentar tus competencias digitales y tu conocimiento de las TIC a través de la formación y de otros servicios que mejoran tu perfil TIC personal y profesional y también el de tu empresa.
En cuanto a la formación, tienes a la mano cursos online y presenciales y webinars y talleres con los que avanzar en tus habilidades digitales. Si eres de los que prefiere formarse con un monitor presencial, también dispones de cursos presenciales repartidos por toda Castilla-La Mancha. En este link puedes conocer todas las novedades. Pero si prefieres la opción de formarte desde casa, a tu ritmo, puedes consultar nuestra oferta formativa de cursos online; o webinars, seminarios de una hora de duración, sobre distintas temáticas TIC.
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Pero además de la formación, tenemos otros servicios orientados a quienes estén pensando en comenzar un negocio o tienen una idea que a materializar en forma de empresa. En el Área de Emprendedores tienes toda la información oficial necesaria para iniciar tu proyecto empresarial. Además, dispones de manera gratuita una Red de Asesores Tecnológicos para asesorarte y guiarte en el camino de la digitalización de tu negocio y mejorar su perfil TIC. Por su parte, en el Directorio de Proveedores TIC tienes un amplio listado de empresas de Castilla-La Mancha que ofrecen diferentes servicios en esta materia. Además, si ya has iniciado tu proyecto y quieres mejorar su nivel tecnológico o su digitalización, puedes hacer uso del Diagnóstico Tecnológico, que te ofrece un informe personalizado para mejorar el perfil TIC de tu negocio.